miércoles, 15 de abril de 2015

Natalie Prass, el premio a la constancia y a la madurez en la música


Natalie Prass acaba de publicar su primer trabajo discográfico (de título homónimo) a la edad de 28 años (que no es la edad más común para debutar). Llegó a mis manos recientemente -fue lanzado en enero- y desde el primer momento me gustó, pero, además, crece de tal forma con cada escucha, que me hace creer que no solo es uno de los mejores discos del año, sino que tiene hechuras de clásico. ¿Cómo puede suceder eso con un álbum de debut? Diría que  solo puede explicarse a partir de  la  madurez que arrastra así como por su innegable talento. Más una excelente producción. 
Natalie es natural de Richmond, en el estado de Virginia, en la costa Este de Estados Unidos, más abajo de Nueva York (a unos 500 Km.) Una ciudad más bien pequeña, de unos 250.000 habitantes. Allí nació y creció. Siendo jovencita se fue a Nashville, en Tennessee,  una de las capitales actuales de la industria musical, a probar fortuna. Pero no terminó de encajar. Durante un tiempo se dedicó a ser corista y teclista mientras componía canciones esperando una oportunidad que no llegaba. Además, ha dicho en alguna ocasión que esa vida tan social (la de la industria musical en Nashville) no iba con ella.
Podemos ir escuchando su trabajo. A continuación, My Baby Don´t Understand Me. Con esta balada tan desgarradora abre el disco.  Te deja un poco con esa sensación de:  guau, vaya manera de comenzar, que intensidad, esto promete.


Si les quedó aire seguimos comentando. Hace unos años retomó una vieja amistad de la infancia con el productor y músico Mattehew E. White, que todo lo que toca últimamente  lo convierte en oro. Es natural, al igual que  ella, de Richmond, donde tiene instalada una especie de factoría musical. La discográfica se llama Lambchop. Lo han comparado con la Motown, aunque a él no le gusta el término factoría, dice que prefiere llamarlo comunidad, donde todos aportan. También ha dicho que vivir en una ciudad pequeña como Richmond le ofrece una flexibilidad impensable en otras mayores. Produce sus propios trabajos (primorosos las dos últimas entregas) y de otros artistas. Pues bien, hace unos 3 o 4 años se embarcó con Natalie en el trabajo de lanzar su primer álbum.
Escuchemos la canción 2 del disco: Bird of Prey.  Más ligera y animada. En el vídeo se pueden ver momentos del proceso de grabación del disco.

A estas alturas se habrán fijado en que el sonido es preciosista. Y es que esa es una de las señas de identidad de Lambchop (en el vídeo anterior hemos visto sus estudios de grabación y el trabajo que conlleva). La propuesta de Mattehew E. White: arreglos clásicos más trabajo de artesanía musical. Con viento, cuerda, arpas, violines, trompetas, etc... y calma y amor en el proceso. Por eso se demoró la puesta en escena. Después de la grabación Mattehew se quedó varios años con el trabajo. Se tomó sus plazos en definitiva.  Mientras, Natalie se dedicaba a dar pequeños conciertos. Imagino que también a componer más música. Y así en enero salió este trabajo que no parece el de una debutante. Suena delicioso, impecable, maduro,  con aromas clásicos pero sin ser ampuloso y sin perder modernidad. Un trabajo exquisito.
Otra buena canción es el corte 5: Why Don´t You Believe In Me. Un bonito medio tiempo. Aprovecho para comentarles la historia del vídeo. Se lo grabó la mejor amiga de la infancia, que con quince años se divertía pintando a Natalie, que no se dejaba (no le gusta pintarse y cuando lo hace es muy poco). Ahí surgió el concepto que la  amiga le preparó para el vídeo, más sentimientos más profundos.

La voz de Natalie es dulce y atiplada. Casi que tiene voz de princesa de Disney, quizás de Mary Poppins, como se encarga de demostrar el noveno y último corte. Suena más clásica que ninguna. Es un pequeño regalo final. De alguna manera, y esto es cosa mía, actúa como metáfora indirecta y mensaje: las cenicientas se pueden convertir en princesas. 


 Una artista como Natalie Prass merecía una puesta en escena así. Su esfuerzo,  constancia y paciencia ha tenido premio. Esto me hace pensar en los actuales programas televisivos. Considero que tienen cierta impostura y que son engañosos, sobre todo para los participantes. La música requiere un proceso de maduración que raramente se consigue en esos programas, basados en el éxito rápido. Que conste que no tengo nada en contra de ellos. Lo comparo, con los libros, todo lo que sea leer está bien. Todo lo que sea propagar y disfrutar de la música, también. Pero casos como el de Natalie me hacen ratificarme en que no es el camino idóneo.
Se ha dicho del trabajo de Natalie que sin la producción de de Mattehew E. sus canciones por si solas no habrían destacado tanto. No lo voy a negar. Es evidente que ese arropamiento tan bello y cuidado ha ayudado mucho. Pero Natalie defiende perfectamente su música en directo. Con un formato más simple,  con guitarras (ella siempre toca una), batería, bajo y teclados, suena solvente y demuestra que su talento solo necesitaba ayuda. La mejor ayuda en este caso: la de su amigo de la infancia  músico y productor.
Para muestra tenemos un directo del corte Bird of Prey.

Todavía no hay muchas grabaciones profesionales en directo de Natalie.  Así que recurrimos a la misma canción anterior, Bird of Prey, pero en el súper programa de Jools Holland, de la BBC. Como es el mejor programa musical de la televisión mundial, Natalie se vistió con sus mejores galas y se llevó una sección de viento. Incluso se pintó un poco más que otras veces. Y es que Jools es mucho Jools. Merece la pena. Realmente hermosa esta representación.

Un gran disco para comenzar el año. Un disco impecable lleno de matices y sentimientos. Uno de esos discos que comienzas a escuchar como quien no quiere la cosa y te acaban atrapando en una especie de bucle infinito. Un debut a lo grande, un premio al talento con esfuerzo, a la perseverancia y a la fe sin límites. Al amor a la música. Uno de los discos del año, un disco que desde ya suena a clásico. Natalie se lo merece. Nosotros también.
Me despido con una propina. Una publicación musical estadounidense, la Pitchfork, que contiene dos temas suyos en directo: otra vez  Bird of Prey más Why Don´t You Believe In Me.  No están en YouTube, solo en esta publicación, pero bien merece la pena, la calidad de sonido e imagen es excelente.


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