domingo, 31 de marzo de 2013

Pietro Mennea y la longevidad de un record: el de los 200 metros en atletismo

El atleta italiano Pietro Mennea (dorsal 433) vence en la final de los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980 al escocés Allan Wells y al jamaicano Dann Quarrie.

Pietro Menea fue un corredor invisible, un corredor que nunca vi correr pero cuyo eco me llegaba cada vez que veía una prueba de 200 metros lisos: su record mundial parecía imbatible. Al lado de la marca del corredor de turno, sobreimpresionado en la pantalla televisiva, marca que nunca bajaba de 20,00 s, aparecía su inalcanzable referencia de 19,72 s. Fue el record más longevo en la historia de la prueba: desde que lo batió, el 12 de septiembre de 1979, hasta que se lo batieron, el 23 de junio de 1996, pasaron 17 años: Michael Johnson terminaba así con la plusmarca más antigua que quedaba en el atletismo.

Durante toda mi infancia me preguntaba si habría alguien ya no digo capaz, sino en disposición de rebajar su mítica cifra. Con el paso del tiempo, su leyenda crecía y se volvía homérica. Un recuerdo de hazañas de otras épocas impensables en la nuestra. Incluso nos encariñamos tanto que llegamos a padecer una especie de síndrome de Estocolmo, vamos a llamarlo síndrome de Pietro Mennea. Cuando veía que se acercaban a su record, sentía el inevitable deseo competitivo de que lo batieran, pero otra parte de mí, la nostálgica y sentimental, se alegraba cuando finalmente no lo lograban.

Recientemente, en este mes de marzo, Pietro Mennea nos ha dejado con 60 años. No ha sido noticia de primera plana pero consideramos que merece un recuerdo y un pequeño homenaje. Murió víctima del cáncer en una clínica de Roma, enfermedad que solo le reveló a la familia y que según los que le conocen, habla mucho de su persona.

Pietro Mennea era conocido deportivamente como "la flecha del sur". Llegaba de lo más profundo del sur de Italia, de Barletta, en la Puglia, al comienzo del tacón de la bota, lugar bañado por playas de arena blanca del Mar Adriático. Y era una rareza en la competición: un blanco diminuto (1,77 metros) que desafiaba los cánones, la predominancia de fornidos atletas de raza negra. Mennea en buena parte desmitificó la velocidad y demostró que con unas buenas condiciones de salida se podía correr más que nadie, dando igual que fueras italiano, pequeño y blanco.

Sus orígenes están en el fútbol, en Barletta no había pista de atletismo en los años sesenta. Su entrenador se quedó impresionado por su velocidad y a los 18 años se lo llevó a un centro de alto rendimiento en Roma. Allí comenzó a trabajar con su entrenador de toda la vida, Carlo Vittori, que le ha sobrevivido y todavía le llora mientras dice que "Pietro demostró que un entrenamiento metódico, meticuloso, puede hacer mejorar a todos. Era perseverante y testarudo, un martillo neumático que se machacaba y machacaba. Una máquina humana en el sentido del término, con temperamento y carácter".

Como buena contraposición de filosofías y estilos surgen las palabras de un predecesor, el italiano Berruti, que fue campeón de los 200 metros en los juegos olímpicos de casa: Roma 60. Todavía vive y tras la muerte, con dolor, habla así de su sucesor: "Pietro fue un asceta del deporte, un himno a la resistencia, a la tenacidad y al sufrimiento. Entre nosotros se podría decir que se dio una relación dialéctica. Para él, el atletismo era un trabajo, para mí una afición; él era pragmático, yo idealista. Él sería Aristóteles, yo Platón".

Se casó con Manuela Olivieri y se licenció en derecho y ciencias políticas. Fue eurodiputado socialdemócrata y en su honor hay que decir que ha sido un pionero en las leyes contra el dopaje en Italia y en Europa. Sobre el asunto ha dicho: "La lucha contra el dopaje no ha traído los efectos positivos esperados. El dopaje es una plaga similar a la criminalidad organizada, que no será nunca totalmente vencida". Añadió: "El dopaje es una estafa que provoca daños a la salud, los jóvenes deben entender que se gana sólo con el sacrificio y el entrenamiento. Yo he participado en cinco Juegos Olímpicos, en centenares de pruebas y nunca he sufrido lesiones. Ello porque nunca hice uso de sustancia prohibida alguna".

Por eso se preocupó en Bruselas de promover una iniciativa encaminada a la introducción de una norma penal para combatir el dopaje y para la creación de una agencia europea para el control del fenómeno ya que, "para combatir el dopaje sirven leyes severas y el código de la AMA (Agencia Mundial Antidopaje) ya no basta". También fue profesor universitario y director general de la Salernitana, el equipo de Salerno.

Pietro Mennea ha sido el único atleta que ha participado en cuatro finales olímpicas de 200 metros (cinco participaciones olímpicas en total). Y todo ello con un cuerpo como el de cualquier vecino que nos podamos encontrar en la calle, pero con una capacidad de trabajo y una fuerza de voluntad que lo han convertido en leyenda.

El linaje de los 200 metros: cuatro plusmarquistas

 - El record de 1979 lo logró en la pista del Estadio Olímpico de Ciudad de México,  en la final de la Universiada. Pietro Mennea tenía 27 años y había alcanzado la plenitud. Se dice que se dieron las condiciones perfectas, esas que rara vez ocurren en la vida: la altitud de México (2.300 metros) que favorece los esfuerzos explosivos y la velocidad pues hay menos resistencia del aire; un viento a favor de 1,8 m/s en la recta, rozando el límite pero sin sobrepasarlo; y un aire eléctrico que fue preparando una tormenta que estalló poco después y fue tremenda. Un testigo presencial, Robert Parienté, lo cuenta así en su libro Fabulosa historia del atletismo: "Después de una curva de una limpieza emocionante, Mennea, por la calle cuatro, la calle que más le gustaba, su calle, parece volar sobre el tartán y no se para inmediatamente después de cruzar la meta. Invadido por la ebriedad de su propia velocidad no corta su esfuerzo hasta después de haber dado 10, 12 zancadas más, como para prolongar la irresistible sensación de perfección que vive". Cuando llegó a la meta y miró el marcador, atónito, solo exclamó una palabra: ¡Cristo!


- Su obra maestra fueron los 19,72 de México pero también fue campeón en los juegos olímpicos de Moscú en 1980. El mismo dijo sobre ello: "Para mí la final de Moscú 80 ha sido la victoria más importante obtenida en mi carrera; más que el récord mundial de los 200 metros que establecí en la Ciudad de México en 1979″.

Es verdad que se benefició del boicot de Estados Unidos pero también es verdad que aun así fue capaz de vencer a su rival europeo de toda la vida, el escocés Allan Wells, y al jamaicano Dan Quarrie corriendo por la calle número 8. Por cierto, impresionante sus últimos 50 metros tras llegar bastante retrasado a la recta final.


-Previamente el record de los 200 metros lo había establecido el estadounidense Tommie Smith, en ciudad de México también, exactamente en la final de las olimpiadas de 1968, con un tiempo de 19,83 s. Fue la famosa carrera del Black Power donde Tommie Smith y John Carlos alzaron sus puños derechos enguantados de negro en la ceremonia de entrega de medallas, simbolizando de esta manera la lucha de su movimiento contra el racismo imperante en EEUU.


- El record de Pietro Mennea, tras 17 años, lo batió el estadounidense Michael Johnson. Lo hizo el 23 de junio de 1996 en los Olympic Trials (pruebas donde se disputan la participación olímpica los atletas de EEUU), disputados en la ciudad de Atlanta, dejándolo en 19,66 s.


- Pocas semanas después lo volvería a batir en la misma ciudad, en los juegos olímpicos de Atlanta.  Bajó considerablemente su propia marca, esta vez hizo 19,32 s.


- El record de Michael Johnson duró 12 años. En agosto de 2008, en la final de los juegos olímpicos de Pekin, lo batió el jamaicano Usain Bolt. Bajó el crono dos centésimas para un tiempo final de 19:30 s.


- Justo un año exacto después, el 20 de agosto de 2009, en la víspera de su 23 cumpleaños, en los Campeonatos del Mundo de Berlín, volvió a batir su propio marca, rebajándolo considerablemente, 11 centésimas, para establecer el record actual de los 200 metros: 19,19 s.


 

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