viernes, 2 de noviembre de 2012

Los sonidos de nuestras vidas: pongamos que hablo de 5 canciones especiales


Cualquier lugar es bueno para escuchar y sentir la música. Incluso la cocina. La música nos libera, nos evade, nos ilusiona, nos hace soñar… sea en el rincón que sea.
Todas las personas tenemos canciones especiales en nuestras vidas. Quien más quien menos hurga en los bolsillos y algo encuentra. En mi caso, los bolsillos están llenos. Pero después de  cribar aparecen algunas monedas más resplandecientes. Porque unas están enteras, mientras otras están roídas por el paso del tiempo.
Son canciones con un poder de adicción más grande del normal y que perduran en nuestro interior como una llama que no se apaga. Canciones de las cuales nunca nos cansamos, al contrario, siempre acabamos volviendo a ellas. Son bandas sonoras de ciertas etapas, o fugaces momentos, de cualquiera de las maneras, son inolvidables.
Porque eso es otra, la música tiene esa facilidad: recordarte un estado anímico o mental. El olfato quizás tiene mayor poder de evocación física: te recuerda personas, lugares...  pero para retrotraerte a una época, un estado mental o anímico,  la música puede ser muy introspectiva. Como una sonda que nos conecta con el pasado para activar las profundidades de nuestra alma y recordar esas sensaciones que creíamos olvidadas.
La música es para disfrutarla, pero también para compartirla, comentarla, debatirla, paliquearla... y así como a  veces nos gusta hablar de bandas, músicos y discos, también nos puede apetecer hacerlo de una  canción. Porque una simple canción puede ser mucho,  puede  condensar lo mejor de un artista así como proyectar lo mejor de nosotros.
Aquí  Miguel Galván en el sonido de nuestras vidas...

I - Whit Or Whithout You - U2
U2 fue mi primera gran banda. Ocurrió en mi época de mozalbete. A un amigo vecino mayor que yo, Vicente, del cual  sabía que tenía conocimientos musicales, le pregunté por tal banda llamada U2. Le dije que si eran tan buenos como decía la gente: Vicente, dice la gente... (por aquella época comenzaron a triunfar descaradamente y su poder de atracción era cuasi mesiánico). Me confirmó que eran muy buenos, es más, me dijo que él era fan (que suerte, pensé). Me grabó una cinta del último disco que habían publicado, el más reciente: Rattle and Hum. Lo escuche y fue un impacto brutal, rápidamente me hice seguidor de U2. Caí rendido al poder irresistible de su música y su mensaje. Los You Too Man (and Woman) comenzábamos a ser legión - religión. En otra de las típicas charlas en la plaza del pueblo,  me contó que el disco era un directo editado tras la gira The Joshua Tree (el disco previo, el que los catapultó definitivamente), del cual tomaron canciones más otras nuevas compuestas en la gira. Le comenté que quería más, necesitaba sobredosis a mansalva de U2 y ese disco llamado El Árbol de Joshua, el cual, por supuesto,  también me grabó. Fue otro impacto en toda regla. ¡Que pedazo de disco! U2 eran, por derecho propio, la banda con la que crecería. A ellos me entregaría en cuerpo y alma. Bono era mi nuevo mesías.

Y allí estaba, en la cara A, la tercera canción: Whit Or Whithout You. Una preciosa e íntima balada que no podía parar de escuchar. La ponía en mi habitación, por la noche, con el volumen bajo para que no supieran que estaba despierto a horas tardías, en un casete destartalado de la infancia, con algunas de sus típicas características, a saber: sin tapa para cerrar la cinta; para mantener el play pulsado tenía que insertarle un tenedor entre los botones; ese mismo tenedor hacía funciones de antena para la radio porque esta estaba partida... En aquella época el radiocasete iba a todos lados con nosotros como un fiel amigo, lo utilizábamos para ducharnos, para estudiar, para merendar...

Volviendo a la canción, no me gusta ser categórico, por eso no diré la mejor (aunque ganas no me faltan), pero si que Whit Or Whithout You es una de las mejores baladas de los 80.  Su título y traducción es muy significativo: con o sin ti. Se dice, aunque no está claro del todo porque  Bono siempre ha sido  ambiguo al respecto, que trata sobre la relación de Bono y su mujer, y que la compuso en el doloroso proceso de separación. Como un necesario bálsamo amoroso de resignación, triste (nadie dijo que las despedidas fueran fáciles) pero inevitable: con o sin ti... la vida sigue, tanto para el uno como para el otro.

Videoclip oficial de Whit Or Whithout You:



Whit Or Whithout en directo, Sidney - Australia 1993.




II - La Galana y el Mar - Mor Karbasi

Mi primera visita a la bella ciudad de Cáceres. Aproveché para conocerla entre los acordes musicales que aporta el festival internacional del Womad. Era la excusa perfecta, lo uno iba con lo otro: historia, estética, aventura y músicas del mundo. Me estaba agradando mucho, Cáceres es una de las ciudades más antiguas y de las mejores conservadas de España, su casco histórico está impoluto y ni el tráfico llega, pareciera que al pasear por sus calles retrocedes a otra época. Y la música justo en medio, como el eco de campanas de un antiguo crisol de culturas que a todos convoca. Tres escenarios montados, el principal en la Plaza Mayor, justo la antesala del casco antiguo, donde subiendo te encuentras los otros dos, uno en la Plaza de San Jorge, y el último en lo más alto de todo, en la Plaza de las Veletas.

Una tarde me encontraba en la Plaza de Las Veletas, gozando un concierto de Mor Karbasi, que es una artista israelí de origen judío; su música es tradicional y le incorpora su propia personalidad. La tarde era suave y cálida, discurría el florido mes de mayo. Así que no podía ser más ideal el entorno, resaltado por la belleza natural de Mor, que salió al escenario con un largo traje blanco y con su espectacular y negra melena suelta al viento. Por si fuera poco, las cigüeñas sobrevolaban los contornos del aire. Yo nunca las había visto tan de cerca, el espectáculo era realmente sorprendente: las cigüeñas son enormes e impresiona verlas moverse por las alturas. El sol declinaba ofreciendo una estampa refulgente entre muros y almenas, entre cantos y melodías antiguas, entre cigüeñas y nidos, con ojos y orejas ávidos de curiosidad.

Era un momento de suma belleza, pero cuando pensaba que ya nada podía superarlo, sonaron unos acordes conocidos por mí. Mor comenzó a cantar La Galana y el Mar, una canción antigua de origen judío sefardí. ¡No me lo podía creer! Es una canción muy bonita, que me gusta mucho, y que conocía por medio de otra artista. A los que nos gustan los festivales sabemos que es gratificante descubrir grupos pero también que una canción conocida te provee de un dulzor y emoción especial. Mor la cantó con mucho sentimiento y entrega. Me dejé llevar por el momento, sin pensar, solamente sintiendo la belleza que en aquel momento se me manifestaba por medio de tantos sentidos y que por todos lados resaltaba. Mor nos hechizaba con su halo de magia. Cáceres hacía el resto. Esa experiencia la inmortalicé en mi código interno. Para regresar no hay mejor recuerdo que la propia canción, capaz de hacerte viajar hasta coincidir en espacio y tiempo. 

La Galana y el Mar versión Mor Karbasi.


Este capítulo no sería completo si no citase a la artista por la cual conocía la canción. Porque ella también es culpable del inolvidable momento que viví en Cáceres. Se llama Ana Alcaide y es una madrileña residente en Toledo. Su relación con la música es como una preciosa historia de amor, solo que en vez de ser por una persona, lo es por un instrumento. Ana estudió biología y se especializó en botánica. Desde pequeña había estudiado violín en el conservatorio. Después de licenciarse viajó a diferentes zonas del mundo para ampliar conocimientos de biología, como Baja California o Escandinavia. En un viaje a Suecia conoció un instrumento de origen medieval y sueco muy minoritario hoy en día: la viola de teclas. Rápidamente se prendó y comenzó a tocarlo de forma autodidacta en las calles de la ciudad de Toledo. Los que han tenido la suerte de presenciarla dicen que es un momento único. Caminar por una calle angosta entre gentes  y escaparates, escuchar unos acordes tan antiguos como la calle, salir a una más amplia y verla con un vestido blanco y con su curioso instrumento, ante el silencio y la admiración de otros paseantes que poco a poco a su vera se arremolinan emocionados.

Finalmente dejó la biología y se dedicó por completo a la música: a la viola de teclas, también comenzó a cantar. Se afincó en Toledo porque aparte de encontrar una inspiración especial bajo su cobijo,  tiene mejores medios y fuentes de documentación para poder estudiar  música antigua, con la cual experimenta, incorporándole nuevos sonidos y fórmulas. Como os podéis imaginar, en Suecia la adoran por tanta dedicación y por el vuelo que le ha dado a la viola de teclas. Y en Toledo claro está. Ha lanzado tres discos, el último es reciente, de este año 2012, se llama La Cantiga del Fuego. Los otros dos son: Viola de Teclas (2006) y Como la Luna y el Sol (2008), al cual pertenece La Galana y el Mar.

La Galana y el Mar versión Ana Alcaide.




III - Que puedo hacer - Los Planetas

Cuando no tienes ni 20 años algunas bandas se convierten en amigos inseparables que te acompañan en el día a día y algunas canciones en auténticos himnos para corear por los pasillos de tu casa. Ocurre cuando solo piensas en chicas, en fiestas y en como matar las resacas.

Una de esas canciones es Que puedo hacer, de Los Planetas. Salió en su primer disco, Súper 8. Me desplacé en autobús unos cuantos kilómetros solo para comprarlo. En el ambiente independiente se comenzaba a hablar de ellos. Una banda granadina que prometía. Una de esas bandas que tienes ganas de abrazar antes de conocerla, por necesidad, un amor platónico en toda regla. En el camino de vuelta miraba entusiasmado su portada, un llamativo fondo amarillo con sus cuatro componentes e instrumentos  dibujados en plan muñecos, todo llevado a la mínima expresión, panfleto interior incluido. Le quité el plástico protector, saqué el compacto, olía las hojas, lo palpaba en resumidas cuentas,  ansiaba llegar a casa y escucharlo... cuando lo hice lo puse en el equipo de música a toda potencia. Desde ahí supe que se convertiría en una de mis bandas adoradas. Una de esas bandas con las que creces paralelamente. Los Planetas es el único grupo del cual  he comprado todos los discos según los han ido publicando, hasta la fecha.  

Allí estaba, el segundo corte, Que puedo hacer, que era la canción que conocía y funcionó de reclamo (aparte de los comentarios suburbanos). La escuchaba una y otra vez, sin dejar de escuchar el resto del disco. La cantaba a pleno pulmón, identificándome con la letra, esa historia de desamor en la cual buscabas sentir la proximidad de tu propia historia, retocando las conexiones. Funcionaba como un bálsamo para curar heridas, para sentirte vivo y gritar tu libertad a los cuatro vientos. La vida era agridulce, la tristeza de los amores perdidos, pero la alegría de saber que la vida continuaba y te depararía maravillosas experiencias aún desconocidas.

Era una etapa en que Los Planetas eran odiados o amados, no había término medio; seguramente ocurre igual hoy en día, pero aquello era el comienzo, se estaban sentando las bases. Quienes los amábamos éramos como una secta. Una noche me encontré con una chica que llevaba una camiseta de Los Planetas y me levanté a su paso y le dije: "¡Hey, yo también soy planetario!". Nos miramos sonrientes. Así éramos en aquella época, nos sentíamos diferentes y felices de compartir algo más que un grupo musical, nos sentíamos orgullosos  de compartir una experiencia. Que puedo hacer fue la canción que se convirtió en nuestro escudo. El Emblema del nacimiento de los planetarios tiene hora y fecha.




IV - Divenire - Ludovico Einaudi

Tres y pico de la tarde y voy en mi coche escuchando la radio, el programa es Diálogos 3 de Ramón Trecet, y unos suaves y cálidos violines, más un elegante piano,  flotan en el interior de mi carro,  dibujando esquemas mentales in crescendo que diría un italiano. El aire de mis pulmones  se oprime, acorde al ritmo de los acordes que condensan el aire interior del habitáculo. Vuelve a bajar el ritmo y también mis pulsaciones, me relajo... ¡Pero el in crescendo vuelve a la carga! Me exalto. Ya no me puedo concentrar en la conducción, así que paro el coche en un cómodo lugar y, mientras disfruto  la música, tomo lápiz y papel dispuesto a apuntar el nombre del autor. Por suerte Ramón es detallista y los  suele citar a posteriori. El artista es un italiano llamado Ludovico Einaudi, un pianista clásico y compositor contemporáneo, y la canción se titula Divenire. Lo apunté como buenamente pude, ya luego San Youtube se encargaría por aproximación de mostrármelo.

Aprovecho para romper una lanza a favor de los trabajadores mayores. Me explico. Ramón Trecet era uno de los locutores más experimentados de Radio 3, y su programa, Diálogos 3, llevaba mucho recorrido. Se emitía de 14 a 15 horas y estaba dedicado a la música étnica y de nueva era. En Radio 3 se produjo un cambio de política y se comenzó a despedir a los periodistas más veteranos. Uno de los primeros en caer fue Ramón Trecet. Me mantuve a la expectativa pero con el paso del tiempo, y con tristeza, comprobé que no se esperaba nada parecido en la parrilla radiofónica. Inocentemente pensé que habría relevo. Descubrí que  son programas de autor y sus vacíos son imposibles de llenar. Ramón Trecet está sano y de hecho ha tenido una reciente aparición televisiva al formar parte del equipo que retransmitió el último europeo de baloncesto en la Sexta. El caso es que todavía muchos añoramos un programa como Diálogos 3. Tanto su música como la forma de conducirlo.  Resumiendo, estoy en contra de esta nueva moda que aparta a los mayores de la escena sin atender a su rendimiento ni a las necesidades de la sociedad. Hay mayores que quieren y pueden trabajar, y tienen muchos conocimientos que aportar todavía.

El enlace de Divenire de Ludovico Eunaidi. Además, esta versión de un usuario de YouTube aporta una sesión fotográfica de la naturaleza que bien vale la pena. Parece muy moderno, pero en el fondo es como las antiguas sesiones de diapositivas, cuando le incorporabas de fondo y  ambiente tu música favorita. ¿Lo recuerdan?




V - Midnight City - M83

Esta última canción es la de más rabiosa actualidad. El momento musical sucedió este último verano. Me encontraba en una fiesta, en medio de un césped donde un disc jockey pinchaba buena música mientras unos pocos cientos de personas nos dejábamos llevar animadamente. La música era variada, pop, rock, tanto actual como del pasado. Transcurrían altas horas de la madrugada y en el momento álgido escuché unos sonidos electrónicos. La canción la conocía, estaba pegando en los círculos modernos. Había leído que es una canción futurista, que evoca una mega ciudad de luces de neón, donde la música son estados emocionales.  Tal cual llegó me envolvió en su aura electromagnética.

Durante un rato sentí que viajaba al futuro, comprendí que lo que ahora nos parece tan actual y contemporáneo dentro de muchos años será un breve registro en los libros de historia, algo totalmente anticuado y desfasado. Sentía que estaba allí y que no estaba. Era una sensación extraña y eufórica. Me tele transporté a un futuro lejano, un mundo que ni siquiera alcanzo a imaginar, del que solo puedo atisbar que estará poblado de humanos que tendrán las mismas carencias y necesidades que nosotros, y cuya música será muy diferente a la que conocemos.  Ante todo fue un estado emocional, una ilusión, un sueño, pero por unos breves instantes pude sentir la quimérica experiencia de la inmortalidad. Somos hijos de nuestro tiempo. Quizás uno de los mayores dones y privilegios de la inmortalidad fuese esa, trascender nuestra época y vislumbrar el futuro que se nos escapa por naturaleza.

Cuando terminó, el disc jockey pinchó una canción de rock clásico, y comprendí que mi viaje al futuro había terminado. Era una buena canción, pero no pude evitar cierta tristeza al comprobar que había regresado el presente.

M83 es un grupo de electrónica francés, un dúo fundado en 2001. En 2004 se incorporó un nuevo integrante pasando a ser un trío. Su canción Midnight City ha sido de las más exitosas del pasado año 2011.



Hasta aquí mi primer listado de canciones especiales. ¿Y tú? ¿Te animas a buscar en los bolsillos del recuerdo algunas monedas especiales?

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