lunes, 13 de agosto de 2012

Today Is The Day

De mi experiencia personal con la canción Today Is The Day de la banda estadounidense Yo La Tengo.

Agosto, lo más duro de agosto, justo cuando Señor Agosto se arma de valor y lo demuestra. Sentado frente a mi ordenador, intentando guarecerme a la sombra de los altares musicales de San YouTube. El calor es insoportable, puede que sea la canícula si ningún otro día del resto del verano demuestra lo contrario. Mi cuerpo y mi cara transpiran perlas de sudor mientras actúo lentamente, perezosamente, intentando gastar el mínimo de energías. Un simple golpe de ratón es un esfuerzo. También lo es un bostezo. Un estornudo ni les cuento. No tengo ganas de ir a la cama. Me agobiaría todavía más dando vueltas entre sábanas envueltas en sopor y pesadillas. Ahora entiendo porque en algunos sitios se estila tanto la siesta veraniega. A estas horas de sobremesa poco más puedes hacer. Pero yo quiero mi ración de música. A toda costa. Intentando olvidarme del calor, intentando sobrevivir en estos momentos extremos.  
De pronto, como por arte de magia,  suenan unos adormecedores acordes, unos acordes hipnóticos y relajantes, una gran planicie de mar quieta, una brisa que resopla suave en tu cara y juguetonamente te alivia. Unas idílicas imágenes hacen el resto y me permiten transportarme y refrescarme por completo: un profundo baño de piel y pensamientos. De pronto, ya no siento calor, sino agradable frescor. Le doy a la canción una y otra vez y siempre consigo el mismo sorprendente efecto: un bálsamo transfigurado en bellas notas de solfeo. No puedo parar de escucharla ni de verla, no son imaginaciones mías, esto está sucediendo, una canción ha actuado como el mejor abanico posible en la hora más calurosa del año. No me canso de disfrutarlo. Que grande es la música. Que grande es San YouTube. Que inesperadas quimeras nos ofrece en suntuosas bandejas de plata recubiertas de escarcha.   


Esto que les cuento sucedió hace dos veranos. Y fue así, tal cual. Como si de una experiencia extrasensorial se tratase. Estaba agobiado por el calor y cuando peor lo pasaba una relajante canción acompañada de idílicas imágenes surferas me ayudaron notablemente a combatir la canícula. Quizás fue magia musical y no debería buscarle razón, simplemente me dejé llevar y jugué con las olas del mar en la orilla, como juegan los niños. O quizás tiene explicación científica. Supongo que en ese caso tendría  que ver con eso que antiguamente llamaban cuerpo y alma. Hoy en día  el factor físico y el factor psicológico. Por ese lado soy antiguo porque sigo utilizando y me gusta el concepto de alma. Supongo que nuestras dos partes, la tangible y la intangible van juntas de la mano, y a veces tira una y otras veces la otra. En este caso, el alma, la psiquis, tiró del cuerpo, del físico, consiguiendo arrastrarlo consigo y atraparlo en un juego de ilusiones. Al principio me sorprendió bastante,  porque me creaba un efecto físico real. Luego me dejé llevar, no podía parar de escucharla, y siempre, siempre,  me refrescaba.
Yo La Tengo es una banda que me gusta desde hace tiempo. Es un grupo rock estadounidense muy versátil. Pueden crear un disco de un rock intenso y agresivo y descolgarse en el siguiente con uno más lento y más lírico. U ofrecer esa variedad dentro del mismo disco. En ese sentido son sorprendentes. Conozco el  caso de una persona a la que le  grabaron un disco doble en una cinta de casete y la cara A le aportaba fascinación y sosiego y la B dolor de cabeza. Y por eso mismo no creía que fueran la misma banda. Además, les gustan los largos desarrollos instrumentales, y eso es algo que siempre me ha atraído especialmente.
Justamente podemos comprobar la versatilidad de Yo La Tengo con esta misma canción: Today Is The Day. Que por cierto, que título más bonito: Hoy es el Día. No mañana ni pasado, no ayer; no, hoy es el día y hay que aprovecharlo. Podría ser la versión estadounidense, emocionalmente hablando, del Hoy puede ser un gran día de Joan Manuel Serrat.  
Pues bien, este directo pertenece  al programa del que fue el tenista más enfadoso y genial de la historia (al menos de la historia que yo recuerdo): Jhon Mcenroe. Vaya cabreos monumentales se agarraba en los partidos. Que discusiones tenía con los jueces de pista. Legendarias. Nunca un tenista tan cascarrabias provocó tanta simpatía y tanto seguimiento. Y es que fue un grandísimo tenista, todo un talento.  Tenía un juego preciosista y una gran técnica, sin perder ni un ápice de garra.  No se imponía por físico sino por inteligencia y picardía. Pura habilidad con su gran zurda. Ganó 7 títulos de Grand Slam y finalizó su carrera con 77 títulos individuales y 70 títulos de dobles.
Fuera de la pista sigue siendo todo un crack. Es comentarista de tenis en grandes torneos y tiene un programa televisivo de variedades. Un maestro de ceremonias en toda regla. ¡Quien lo diría! A la banda los presenta con su español macarrónico, su español Mcenroe: Yo La Tengo con acento gringo.
Esta representación es lo que yo llamo una versión de su propia canción. No tiene nada que ver con la original refrescante y aliviadora en las horas más calurosas. Es la antítesis. Es como echarle picante a la fresca ensalada (a lo gastronomía tailandesa): te resultará sabrosa pero te proporcionará mayor calor, por no decir ardor y delirius tremens. Incluso cuesta reconocerla al principio. Acelerada, intensa, desgarrada… es como pasar del cielo al infierno, sin purgatorio mediante. Sorprende ver al batería cantando. No es lo normal. El bajista lleva magistralmente la línea rítmica, con un sonido rotundo. El guitarreo eléctrico es intenso, tortuoso,  sin compasión; el guitarrista hace sangrar a la guitarra, le quita el alma… si, Today is The Day, Hoy es el día, no mañana ni pasado; no ayer: hoy es el día y hay que disfrutarlo.

Para terminar les voy a contar de donde proviene el nombre  de Yo La Tengo porque tiene gracia. Proviene de una anécdota del beisbol. En el año 1962, en el equipo de los New York Mets, el jugador Richie Ashburn chocaba constantemente con los 73 Kg.  de su compañero venezolano Elio Chacón, que no sabía inglés. Para evitar esos encontronazos se aprendió la expresión “yo la tengo”, y le dio resultado, en un partido lo dijo y Elio se paró. Pero cuando fue tranquilamente a detener la bola, inesperadamente, chocó con los 91 Kg. de su otro compañero Frank Thomas. Tras lo cual, este último, le preguntó a Richie que significaba “Yellow Tango”.

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