jueves, 9 de mayo de 2013

El Mundo de la Filo-Sofía

La pista me la dio un amigo filósofo de formación y hombre renacentista de vocación. Músico, pintor, dramaturgo, editor, crítico literario... tantas cosas como quiera ser. Hay gente que nace con esa predisposición y con esas aptitudes.

Aproveché una noche de fiesta en las últimas navidades. Al lado de un bar le abordé. Le pregunté por Aristóteles, Platón, Sócrates... recuerdo que en el instituto la filosofía fue una de las asignaturas que más me gustó, pero ya se me habían olvidado las tesis de estos insignes pensadores, y quería recordarlas.

Paciente y amablemente me respondió. Se puede filosofar en cualquier circunstancia, entre vinos y cervezas por supuesto que también, pero aquello ya se estaba convirtiendo en unas clases particulares nocturnas y alevosas. Así que me aconsejó, si quería profundizar más, que me leyera El Mundo de Sofía. Aquel libro que se publicó en 1991 y se convirtió en un rotundo éxito a nivel mundial. La historia de la filosofía -siempre desde el punto de vista occidental, para concretar diríamos que europeo-, novelada. Comentada muy amenamente, con un lenguaje accesible pero sin caer en el simplismo, sin perder su grado de dificultad.  

Le tomé la palabra a mi amigo el filósofo y hombre renacentista.
 
El Mundo de Sofía estaba en mi biblioteca personal desde hace mucho tiempo. Calculo que desde el año 1.999 aproximadamente. Finales de milenio como decimos ahora. Ya saben el viejo proverbio hindú: "Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado un alma que perdona; destruido, un corazón que llora". En este caso, El Mundo de Sofía era una amiga paciente. Tratándose de una filósofa no es nada raro. Los filósofos son serenos, reflexivos y prudentes. Tiempo al tiempo que como la manzana de Newton, caeré del árbol e indoloramente te golpearé la cabeza. Luego me mirarás, me atraerás con la mano hacia tu boca y me morderás dulcemente.

Lo retiré de la librería, le quité el polvo que cubría sus cantos y comencé a leerlo. Sus primeras páginas me gustaron. Decidí tomarme con filosofía que mi equipo de fútbol había sido eliminado de la competición europea, ejem. Día libre y lo aproveché leyendo desde temprano El Mundo de Sofía. Como en los viejos tiempos. Ni nadie ni nada me molestó. Lectura y más lectura hasta perder la noción del tiempo. Del tiempo físico me refiero, ya que  mi reloj interno se había sincronizado con el del libro y por lo tanto era más amplio también en espacio: me movía entre años, decenios, centurias y milenios, yendo de la antigua Grecia a Roma, o a Francia, Alemania o Gran Bretaña, con pasmosa facilidad y asombro.

El maravilloso viaje arranca con los antiguos presocráticos de Grecia (algo así como los primeros científicos de la historia). Grecia, cuna de la civilización europea y occidental. Ay, pobre Grecia, que mal te están tratando y que poco en cuenta tienen tu aportación suprema para la humanidad.

Previamente explica que es la filosofía y su importancia. La necesidad de hacernos preguntas y reflexionar e interesarnos por la vida, los demás seres humanos y nuestro sitio en el mundo.

A partir de ahí comienzan a desfilar ante nuestros ojos, cronológica, infatigable e irresistiblemente los grandes de la filosofía, así como los diferentes movimientos, civilizaciones y épocas.  

Sócrates, Platón, Aristóteles; los cínicos, los estoicos, los epicúreos...; El judaísmo, Jesucristo, Pablo, el cristianismo...; La Edad Media, el Renacimiento, El Barroco; Descartes, Spinoza, Locke, Hume; La Ilustración; Kant; El Romanticismo; Hegel; Marx; Darwin, Freud; Sartre...

Y los mitos, que no se me olviden los mitos, ¿qué sería de nosotros sin los mitos? ¡Realmente arranca con los mitos!

Todos esos y mucho más, no solo hablando de autores sino también de ética, valores,  principios, religiones... Un libro de filosofía muy completo y muy dinámico. Está escrito en forma de diálogo, a modo de los antiguos diálogos de Platón. La protagonista es una niña de 14 años, a punto de cumplir 15, Sofía Amundsen, en la que nos vemos un poco reflejados por su curiosidad innata, esa que nunca deberíamos perder al hacernos adultos y que el libro bien recalca. Ella recibe, por medio de un misterioso profesor, primero por cartas, luego en persona, unas magistrales clases de filosofía. Y siempre quiere, queremos, saber más. Desde un punto de vista reflexivo, histórico y sereno. Sin condicionar nuestra opinión (siendo filosofía no podía ser de otra forma -pero no deja de ser un mérito-).

Al terminarlo sigo sin tener respuestas para la crisis pero el libro me ha aportado mesura y reflexión (aparte de visión histórica y amplitud de miras). Reconozco que echo de menos en el mundo actual más filosofía. Seguramente nos iría un poco mejor. Porque la filosofía también es diálogo, argumentación, saber escuchar... Creo que esos atributos no son los que más brillan actualmente.

Otra virtud del libro es que, al mostrarnos este amplio surtido de ideas y filósofos, nos ofrece la oportunidad, si así lo deseamos, de profundizar más en los autores o épocas que nos hayan atraído especialmente, ya por nuestra cuenta. Una hoja de ruta bien sazonada pero que todavía puedes sazonar más. Como  en México. Picante cocinado e incorporado al alimento, pero picante de mano y a mano por si se que te queda corto.

El autor de El Mundo de Sofía es el noruego Jostein Gaarder. Durante once años fue profesor de filosofía, luego se dedicó a la escritura. Si su misión con el Mundo de Sofía era divulgar la filosofía, ha cumplido con creces. Un libro que se lee del tirón, como una novela, pero que también se puede utilizar de consulta. Un libro para todas las edades a partir de los 14 años. Hasta los 99. O 100 o 101 si todavía tienes la curiosidad de un niño.

Para Gaarder, enseñar filosofía a los jóvenes es una necesidad urgente porque según sus propias palabras, "filosofar significa, simplemente, tener capacidad para hacerse preguntas sobre el ser humano". Es inevitable pensar, sin riesgo a equivocarnos, que seguramente ha logrado, con su dedicación y frutos, que unos cuantos jóvenes se decidieran a estudiar filosofía.

Conmigo ha conseguido hacerme disfrutar como un niño, recordándome épocas más juveniles cuando todo era un descubrimiento. Así como situar mejor el contexto histórico de la filosofía y tener una óptica más amplia desde mi feudo interno. También ha logrado que me haga muchas preguntas, la mayoría sin respuestas, pero justamente eso es lo importante, hacerte las preguntas.

Por cierto, Sofía es un nombre de origen griego, Σoφíα, y significa sabiduría o la que tiene sabiduría.  

*
El que no sabe llevar su contabilidad
Por espacio de tres mil años
Se queda como un ignorante en la oscuridad
Y sólo vive al día.

 GOETHE

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