martes, 21 de mayo de 2013

Menú de insectos con Franz Kafka

Alimentación, bichos  y literatura.


Una de las noticias que más revuelo creó la semana pasada fue la publicación del informe de la FAO, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. En este informe recomiendan alimentar con insectos a un mayor número de personas. Según este informe los insectos son nutritivos.  La primera reacción popular, incluida quien les escribe, fue poner el grito en el cielo. ¿Con toda la carne que se produce y nos van a mandar a comer bichos? El siguiente planteamiento, menos personal, fue: ¿Están pensando en los que menos tienen o en las grandes empresas alimentarias? Después de un momento de sosiego te das cuenta que es algo complejo y necesita su tiempo de masticación.

En otras latitudes del mundo el consumo de los insectos está extendido. Sin ir más lejos, en España se estilan los caracoles, que es un molusco gasterópodo (si, la Wikipedia es un gran invento, yo sabía que era un molusco pero la Wiki me añadió el gasterópodo y entonces recordé las clases de ciencias). Estos caracoles los cocinan bien arreglados, con salsas ideales para sopetear. Tengo que decir que aunque soy de buena boca, gastronómicamente hablando, y como prácticamente de todo, con los caracoles nunca he podido.

¿Recuerdan aquella canción de Jesús Vázquez, el presentador, hace unos 20 años,  cuando le dio por cantar, cuyo estribillo decía: "A escasos milímetros de tu boca..."? Se refería a un beso de amor, el emocionante momento previo. La canción era pésima eh, no nos vamos a engañar, que hasta un poco de vergüenza me da comentarla; yo que me he ido labrando cierta reputación de pinchar buena música, a ver si la voy a tirar por la borda... Bueno, el caso es que estuve una vez así con un caracol, a escasos centímetros de mi boca,  a punto de besarlo, quiero decir,  de comerlo, un beso de tornillo, ya saben,  pero finalmente no pude. Algo superior a mí me lo impidió.  Quizás pudo ser la textura, o que le tengo más aprecio a los caracoles de lo que creo. La verdad es que cuando he pisado alguno sin querer, me ha dolido en el alma. Luego te agachas y los miras intentando recomponerlos pero como algunas figuras de porcelana, te das cuenta que es imposible. Eso si, cuando no es tan intensa la pisada pueden terminar regenerándose ellos mismos con su propio pegamento (que sabia es la naturaleza).
 
Volviendo al informe de la FAO y dejando el componente cultural de lado, pero teniendo en cuenta que lo que a nosotros nos parece primitivo, o no comprendemos, en otros lados pueden  pensar lo mismo pero al revés (como los caracoles comentados o el conejo frito), pues volviendo al informe muchas  personas se plantean si no es una perspectiva equivocada. En los países desarrollados se produce más carne de la necesaria, por poner un ejemplo. Luego está la agricultura, que no llega a todos sitios. Según la FAO en el mundo se cultiva lo suficiente para alimentar a 12.000 mil millones de personas, y somos 7.000 mil millones. También está lo que ya comienzan a llamar la nueva guerra alimentaria. Grandes empresas que se dedican a controlar los mercados y a imponer precios e incluso a especular con los alimentos. Por lo tanto, la mejora de la alimentación mundial parece que pasa por una mejor distribución y regulación del mercado. En resumidas cuentas, se debe exigir una mayor justicia y democracia en las políticas agrícolas y alimentarias. No puede ser que en algunas regiones no puedan decidir que producen o incluso comer lo que ellos mismos producen.

A partir de las noticias la creatividad en Internet se dispara. Es algo realmente increíble, por todos lados se producen diferentes formas de ver la misma cosa, a cada cual más original. Y así llegamos a la viñeta que les ofrezco. Vi varias sobre el caso pero esta fue la que más me gustó. Un homenaje al gran Kafka, un genio de la literatura. Y a su famoso personaje Gregor Samsa, el protagonista de La Metamorfosis, el funcionario que se convierte en insecto. Se me dibujó una sonrisa. Siempre es una satisfacción que se recuerde a los grandes literatos.

La siguiente cuestión sería: ¿qué bicho nos comeríamos si nos comiéramos a Gregor Samsa? Para bastantes personas sería una cucaracha, pero yo diría que es un escarabajo. ¿Porque pienso así? En mi caso lo tenía fácil, me lo sopló al oído otro gran literato: Vladimir Nabokov.

Quise comprobar si la memoria no me falló y tomé de mi biblioteca personal el libro "Curso de Literatura Europea", de Vladimir Nabokov. Busqué el capítulo de la Metamorfosis.  Esto es lo que dice al respecto:

"... La siguiente cuestión es: ¿qué insecto? Los comentaristas dicen que una cucaracha; pero esto, desde luego, no tiene sentido. La cucaracha es un insecto plano de grandes patas, y Gregor es todo menos plano: es convexo por las dos caras, la abdominal y la dorsal, y sus patas son pequeñas. Se parece a una cucaracha sólo en un aspecto: en su color marrón. Aparte de esto, tiene un tremendo vientre convexo, dividido en dos segmentos, con una espalda dura y abombada que sugiere unos élitros. En los escarabajos, estos élitros ocultan unas finas alitas que pueden desplegarse y transportar al escarabajo bajo millas y millas en torpe vuelo. Aunque parezca extraño, el escarabajo Gregor no llega a descubrir que tiene alas bajo el caparazón de su espalda (ésta es una observación más que quiero que atesoréis toda vuestra vida. Algunos Gregorios, algunos Pedros y Juanes, no saben que tienen alas)".

Añade:

"Además, posee fuertes mandíbulas. Utiliza estos órganos para darle la vuelta a la llave en la cerradura, erguido sobre sus patas traseras, sobre el tercer par (un fuerte par de patas), lo que nos da una idea de la longitud de su cuerpo: unos tres pies. En el transcurso del relato, se acostumbra poco a poco a utilizar sus nuevos apéndices: sus patas y sus antenas. Este escarabajo marrón, convexo, del tamaño de un perro, es ancho. Yo lo imaginaría así:".

Entonces dibuja dos bocetos de escarabajo.

Concluye:

"En el texto original alemán la vieja asistenta le llama Mistkäfer, escarabajo pelotero. Es evidente que la buena mujer añade el epíteto con intenciones amistosas. Técnicamente no es un escarabajo pelotero. Es solo un escarabajo grande" (...)

Curso de Literatura Europea es un libro que recoge las clases magistrales que Nabokov impartió en las universidades de EEUU cuando era profesor de literatura. Su esperanza era transmitir a los alumnos la capacidad para percibir y gozar de la belleza que la lectura ofrece. Dedica capítulos a grandes artistas europeos como Flaubert, James Joyce, Proust, Dickens... Puedo decir que contagia el amor por la literatura. Te imaginas por momentos que te está hablando en voz alta presidiendo el aula magna, y te imaginas que estás sentado en tu butaca y solo puedes sentir placer; sientes lujo, pero un lujo no físico.

Tengo que decir que aunque me encanta Nabokov como escritor no estoy de acuerdo en todo lo que dice. Nunca comprendí como no le caía bien Elizabeth Bennet, la protagonista de Orgullo y Prejuicio, la primera novela de Jane Austen. La propia Jane dijo al respecto: "Elizabeth Bennet es uno de los personajes más deliciosos de la literatura y no se como podré tolerar a quien no le quiera". Alguna vez me he preguntado si Nabokov le tendría miedo. Liz es muy inteligente y algunos hombres le temen. Todos lo adoran pero algunos le temen. El caso es que esa persona que Austen no sabía si toleraría acabó naciendo: Nabokov, al cual no le gustaba Elizabeth Bennet.

Nabokov en un principio no quería hablar de Jane Austen en sus clases. Pero lo convencieron para que le dedicara una lección. Y acabó transigiendo. Dicen que rectificar es de sabios, y no me cabe duda de que Nabokov lo era. Esta es una confirmación. En última instancia decidió él y si lo hizo fue porque lo creyó seriamente. En el curso le dedica el estudio a la obra Mansfield Park. Entre otras cosas comenta que es arácnida de compleja y de todas las tramas que contiene. Habla sobre la obra sin prejuicios, a fondo, desmenuzándola gustosamente. Después fue la primera novela que me leí de mi querida Jane Austen, ahí la descubrí: Mansfield Park. Nabokov y yo ya hicimos las paces en lo que al capítulo Jane Austen se refiere. Y si sigue sin gustarle Liz Bennet mejor para mí, una persona menos con quien rivalizar por ella.

Así que si nos comiéramos a Gregor Samsa, después de la transformación, no nos vayamos a poner caníbales, nos estaríamos comiendo un escarabajo de grandes dimensiones. Como  un perro grande. Daría para unos cuantos filetes. Incluso podríamos hacer una barbacoa entre amigos.

Volviendo al tema de la alimentación y para que veáis que soy de buena boca os contaré la siguiente anécdota. Hace un par de semanas pasé por Tenerife, hice escala en Los Rodeos y tenía unas 4 horas libres justo a la hora de comer. Llamé á mi gran amigo Marfil (es apellido), que es un artista en potencia (es escultor pero es lo que yo llamo un artista de los pies a la cabeza). Me fue a recoger en su coche y me dijo: "¿Has comido en Casa Franco?". Mi respuesta (me salió del alma): "Pues no, tampoco he comido en Casa Stalin ni en Casa Mussolini". Resulta que en mi broma acerté (Franco no deja de ser un apellido pensaba yo).

Me llevó al lugar, que está en La Laguna. Es lo que yo llamo una casa de comidas. Donde se come barato, rápido y de maravilla. Una gran sala llena de mesas con comensales de todo tipo y condición. Y efectivamente, presidía la sala un gran cuadro donde estaba enmarcada la figura de... Francisco Franco, el que fuera Caudillo de España. Y más adornos relativos a la época falangista.  No llevaba corbata pero algo se me aflojó a la altura del cuello. Nos sentamos y a mi amigo le puse cara de no verlo claro. Me sentía incómodo, incluso creo que tirité.

Pero llegó la comida calentita, deliciosa, la cerveza fresca y se me fue la tontera. Y es que la forma más fácil de ganarnos es por el estómago. Me olvidé de Franco y demás dictadores de otros estados. Incluso me dije que volvería. ¿Veis como soy de buena boca?

Aquí quiero comentarles sobre la comida porque me parece algo curioso de las Islas Canarias: las diferencias que se producen sobre lo mismo por eso mismo, por ser islas. Yo venía con bastante hambre. Pedimos pulpo, conejo frito (que se estila muy bien en Tenerife) y carne fiesta.

Otra anécdota graciosa que viene al caso. Una vez jugando al trivial, hace muchos años,  con mis tíos,  me tocó responder a una pregunta, la siguiente: "Dime una comida divertida", me preguntó mi tío. Le contesté: "Carne Fiesta". No era la respuesta pero casi me la dieron por válida.

Les quería hablar del pulpo. Lo pidió mi amigo que lógicamente sabe lo bueno que se cuece en esos calderos. Aparecieron dos grandes rejos guisados, hermosos, con buen color, como si lo acabaran de sacar del mar. Piensen una cosa,  nosotros porque estamos acostumbrados, pero alguien que sea de continente, muy al interior, y por el motivo que sea, no les llegan estos cefalópodos, le tendría que sorprender seriamente. El caso es que venía con la cebolla y el pimiento y un chile aparte. Entonces mi amigo cogió el cuchillo y empezó a picar, zas, zas, zas. Se notaba que estaba ducho en esas lides.  Le puso pimienta y cebolla y chile al gusto, que le añadió un buen toque de picante (y eso que no lo pusimos todo, la mitad más o menos). En la Palma nunca lo había visto servir así. Siempre te lo dan elaborado. Y me gustó, porque te lo haces al gusto. Una de las cosas bonitas de Canarias, la diferenciación, las variantes en las comidas entre islas, y en otros aspectos de la vida lógicamente.

Para terminar este variopinto artículo quiero hacerle un homenaje a Kafka. Porque Kafka, aparte de legarnos una gran obra, nos dejó vocabularios que todavía se usan. Inventó términos, o nacieron a través de él si queremos hablar en puridad. Todavía hoy en día se dice kafkiano cuando queremos referirnos a algo que es raro, misterioso, que desconocemos. Realmente a veces nos referimos a algo kafkiano cuando es misterioso e indeterminado. Es síntoma de gran artista, pocos elegidos logran trascender de esa manera. Y es que la literatura de Kafka es tremendamente original. Inventó. Y eso es una de las cosas más difíciles de la literatura, por no decir la más difícil: crear y ser original al mismo tiempo.

Se sigue utilizando el término kafkiano en periodismo pero también en la vida en general, en el día a día. Y reflexionando sobre el tema, hace poco me pregunté: ¿qué ha ocurrido últimamente que sea kafkiano? Entonces recordé la rueda de prensa, o las ruedas de prensas (porque creo que ha ocurrido dos veces) en las que el presidente del gobierno de España,  Mariano Rajoy, habló a los periodistas a través de una pantalla de plasma. Me pareció totalmente kafkiano. Absolutamente. Los periodistas viéndolo y escuchándolo a través de una tele pero Rajoy presente en la sala contigua; al lado. Hasta que no lo vi no me lo creí. Luego apareció la creatividad en Internet. Pintaban a Rajoy como si fuese un ente televisivo, como si viviera dentro de una pantalla. O en plan Futurama, como aquellas cabezas de famosos conservadas en formol, o criogenizadas, que hablaban.

Franz Kafka, genio y figura. El mundo kafkiano sigue presente entre nosotros. Solo tenemos que abrir los ojos. O cerrarlos un poco. O abrirlos y luego cerrarlos. O incluso cerrarlos y luego abrirlos.

6 comentarios:

  1. Me he reído, Miguel. Luego he recodado las cosas que me he lelvado a la boca... y me he reído más.
    A mi me gustan los caracolillos, bígaros.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues si te has reído Mientras Leo, yo ya soy feliz.

      He tenido que buscar bígaro en el diccionario. Esto es lo que pone:

      1. m. Molusco gasterópodo marino, de hasta tres centímetros de largo, concha estriada longitudinalmente y color negro verdoso. Abunda en el mar Cantábrico y su carne es comestible.

      :)

      Besitos.

      Eliminar
  2. Estoy con el repeluz todavía de la primera vez que he leído la palabra cucaracha argggggggggg.... Dios que asquito les tengo, y no sé porqué le tengo más asco a una cucaracha que a un escarabajo porque si los miras bien, son igual de ay!!!!! horribles...
    Recuerdo cuando era jovencita e iba a Irlanda a estudiar inglés, qué lista era mi madre, podía y me mandaba a estudiar a Irlanda, que a demás es un país increíble para visitar con esos acantilados de la costa atlántica como los que aparecen en la peli "La hija de Ryan" (te dejo este enlace que me gustó sobre esta peli: http://blogs.elpais.com/bulevares-perifericos/2012/12/big-time-14-la-hija-de-ryan-i.html ). Y es que en la costa atlántica de Irlanda es donde yo estudié inglés, cerca de Galway, este es un viaje pendiente de hacer en verano eso sí.
    Me he ido por los cerros de Úbeda, que no sé de dónde viene esta expresión, siempre digo que lo voy a buscar y siempre lo pospongo... Bueno pues en ese viaje conocimos a un alemán encantador que al año siguiente, creo, vino a visitarnos a Canarias y a que no sabes lo que se llevó en una cajita a Alemania???? pues sí!, cucarachas y es que en Alemania no había cucarachas, flipamos claro. Y era la época en que las cucarachas más volaban sobre la ciudad que ahora como fumigan vuelan un poco menos

    Yo insectos no como, y que nadie me diga que fritos o con especias están buenos, no y no y no... mira que me gusta probar las comidas nuevas, pero por los insectos no paso, antes empiezo a comer raíces.
    Los caracoles los tienes que probar, es como comerse un burgao pero en grande, y es que si miras bien una lapa o un burgao, ummmm, pues igual ni te lo comes y lo ricos que están!!!, pues la textura de un caracol se parece a la de la lapa y a que nos gustan las lapas?. Ahora mismo me acuerdo de mi abuela con sus 86 años, que como le traigan lapas para comprar, afortunadamente siempre pasa por el pueblo el chico del saco de las lapas, y digo afortunadamente porque son lapas de Norte de la isla, las mejores, y me toca una bolsita para hacer a la plancha... pues ella enseguida abre su bolsita y se las come crudas, con los cuernitos aún moviéndose. Luego se pone mala de la tripa y es que claro, todo envejece, hasta los estómagos.
    Pero insectos no arggg.
    Cultural, ya sé que esto es cultura, en países asiáticos se comen bichos que compras en los mercadillos callejeros y yo siempre aparto la vista de la tele cuando estoy viendo algún programa de los muchos sobre viajes que hay, no puedo.

    ResponderEliminar
  3. Jajaja, he tenido que dividir el comentario en dos, que me pasaba de palabras me dice blogger.

    2ª parte:
    Anoche me acordé de usted Sr Galván, esto no viene a cuento pero da igual,estaba viendo un programa sobre los Hamptons, la zona rica de Long Island (NY), donde van a veranear los ricos, muy ricos de Nueva York, el programa era una ruta que partía de Boston y llegaba a los Hamptons, pasando por las numerosas "islas" que son bancos de arena abiertos al Atlántico, todas llenas de mansiones maravillosas donde luchan contra el océano que poco a poco se va comiendo esos bancos de arena. Había un señor que tenía su casa rodeada de sacos gigantes de arena, toneladas de arena en cada saco para evitar que el océano se tragara literalmente su casa, se había gastado ya la friolera de 600 mil dólares para evitar perderla, un señor mayor que solo quería proteger su casa hasta que le llegara su hora, me impresionó y me hizo reflexionar sobre la ley de Costas española, porque cuando estuve en la costa californiana, las casas están a pie de playa, eso sí, son una maravilla, nada de mega hoteles, solo casas, restaurantes de madera muy al estilo americano... a pie de playa, dándole a esta un frente maravilloso que nada tiene que ver con las vistas que conocemos de Miami o de Benidorm, qué distinto todo!... Esto quería enlazarlo con esto que comenta de la visión Kafkiana de Rajoy, la lucha contra el océano de aquel abuelo era titánica y llevaba años batallando, las costas americanas, la mayoría, son una muestra de cómo se pueden hacer las cosas bien, claro que en nuestra relación con el ladrillo, difícil... pero ya lo ver a el presidente a través de una pantalla, LEJOS, INTOCABLE,sí que es kafkiano y una metáfora que viene muy a cuento con esta entrada, muy lejos del estilo de presidentes como Obama. Y es que nuestro "presidente"no es precisamente de dar la cara, de sentarse a dar una entrevista tranquilamente, es distante, ni es capaz de comparecer ante los medios de forma natural. Kafkiano sin duda.

    Pues es que ya no sé ni lo que he escrito para variar... ejem
    Me ha gustado esta entrada y para terminar le dejo un enlace que de momento NO he visto en prensa, relacionado con el post anterior y que igual le interesa, sobre una Instituto que pertenece al RM y que pasa por problemas que pagan sus trabajadores, otro ERE a la ciencia: http://www.vlcnews.es/secciones/valencia/articulos/el-instituto-de-biomecanica-de-valencia-presenta-un-ere-para-despedir-a-42-trabajadores
    Un día de estos hablamos de cómo se financia y flipará usted

    Saludos y perdón por el tocho

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Gaveta:

      Lo de comer bichos es cuestión de cultura como bien dices, o necesidad. Creo que te va a dar más repelús si cabe pero mira lo que me encontré en el libro que me estoy leyendo actualmente (es sobre la conquista de América):

      “Tras subir la costa del actual Chile, Magallanes y su tripulación tomaron rumbo noroeste con el fin de navegar por el desconocido Océano Pacífico. Fue un viaje infernal debido a que se echó a perder el agua potable, y la escasez de alimentos fue tal que les llevó a comerse las ratas del barco. Finalmente llegaron a las islas Marianas, al norte de Japón, en marzo de 1521, donde Colón había querido llegar tres décadas antes”.

      Un poco repugnante pero cuando el hambre aprieta…

      A mi me pasa igual con las cucarachas. Es verdad que tiran para atrás, pero no me pasa con otros bichos. Hace pocos días estaba en el baño de mi casa y apareció una cucaracha, estaba bien gorda, se movía a su antojo. Me dispuse a matarla, aunque me dio algo de pena porque pensé que podía ser un Gregor Samsa. Pero luego recordé que Gregor Samsa es un escarabajo y finalmente la liquidé. Y no mato saltamontes, ni escarabajos, ni grillos ni tantos otros bichos. Y por supuesto, nunca mataré un caracol (voluntariamente). Agradezco los consejos y el esfuerzo pero tampoco puedo comerlos. Y lo he intentado. Yo creo que es algo entre lo empático (les tengo cariño; recuerdos de días lluviosos de niño) y su textura. Y aunque me digas que es lo mismo que un burgado o una lapa, no lo veo así. Es curioso porque poco se me resiste comiendo, y los caracoles es uno de esos pocos.

      Curioso lo que me dices del alemán que se llevó cucarachas. Si surgieron plagas de cucarachas antes inexistentes en Alemania, ya sabemos quien las originó. La verdad que las cucarachas cargan la leyenda de que en un hipotético desastre radioactivo sobrevivirían. No se hasta que punto es verdad. Y no se hasta que punto podrían sobrevivir en Alemania ya que son más bien de climas cálidos y húmedos. En verano se ven más por nuestras tierras. En invierno casi desaparecen. Hace poco hablé de eso mismo con un amigo, de los problemas que puede acarrear cuando llevas especies endémicas a otros lugares. Hay ejemplos: los conejos en Australia, las ardillas en Fuerteventura... y muchos más. Si a ese señor lo pillan en la aduana con los bichos igual no se los dejan pasar.

      Eliminar
    2. Me pasó lo mismo, tuve que desglosar el texto en dos. Si es que cuando a los dos nos da por charlar rompemos esquemas.

      Si, el plan de costas de España es pésimo. Ahora quieren rebajar la servidumbre a 50 metros. Para mi es como legalizar la estafa, la corrupción o la trampa, como queramos llamarlo. Y como en tantas otras cosas no aprendemos y no pensamos en el futuro. ¿Acaso creemos que siempre vamos a vivir, en turismo, del apartamento masificado de playa? Los ciclos cambian, cuando el turismo demande más naturaleza marina igual no estamos en disposición de ofrecer nada. En fin, es nuestro sino. Aunque me fastidia resignarme.

      También es curioso lo que cuentas del señor que lucha contra la naturaleza a base de sacos de arena para que el océano no se lleve su casa. Tiene algo de absurdo. Podría ahorrar mucho teniendo una casa en la costa. Al final la naturaleza es la naturaleza; y lo normal es que la termine desbaratando. También es gente con mucho dinero y se lo puede permitir. Aunque por otro lado veo un poco la leyenda de la construcción de EEUU, y es que lo estoy viendo en el libro que me estoy leyendo. Los valores de los primeros colonos: constancia, lucha contra la naturaleza, esfuerzo, trabajo, tesón… Algo así como la parábola de una de las mejores novelas estadounidenses: Moby Dick. La persecución del gran leviatán blanco. La lucha contra los elementos. Puede que influya que la mansión le venga heredada, un patrimonio generacional, y la quiera mantener a toda costa. Pero lo dicho, veo una especie de metáfora de los orígenes de EEUU.

      Lo de Rajoy… Para mi lo de Rajoy y esas ruedas de prensa que comento en el artículo es algo así como kafkanismo futurista. Una evolución del gran Kafka. Ha inventado algo. Y eso no es tan fácil. Creo que Kafka estaría orgulloso de nosotros, y concretamente de Rajoy. Sobre la realidad ha llevado ese mundo kafkiano a épocas que están por venir.

      Gracias Gaveta por estas cartas tan bonitas, por los interesantes comentarios y por los enlaces que te dejas caer.

      Besos.

      Posdata: Como tu abuela, he visto gente que come lapas al natural, incluso erizos de mar. Tal como los pescan a la boca. Tampoco puedo con eso. Los erizos no me gustan. Y las lapas claro que si pero cocinadas.

      Eliminar